miércoles, 15 de abril de 2015

Maduritos y pipiolos

      "El chico de Maduro en España": así llama Federico Jiménez Losantos al llamado Coletas (vulgo dixit). El Gran Simio bolivariano insulta a la Monarquía parlamentaria española y el Pequeño Gran Mico republicano flirtea con el Verdugo del Rey.
      El chico de los recaditos. O sea, PI2, el jefe telegénico de esa caterva de pipiolos profe-estudiantes universitarios (doble contradictio in terminis, en este caso) que -junto a sus asalariados y meritorios aduladores- infectan la telecloaca desde el día infausto en que Zapo soñó con su sombra revolucionaria al otro lado del espejo. Parafraseando a Gustavo Bueno, a esa premonición cabría llamarla "Deseo Alicia".
      Qué manía la de estos analfabetos graduados en la morgue de Carrillo2. Querer imponer su pequeño y particular gusto, además de vulgar y anecdótico, a los que apenas nos reflejamos como espectros en las bambalinas de su vanidoso solipsismo.
      ¿Se imaginan ustedes a un político de la Transición española, por muy joven e inexperto que fuese, regalando a Don Juan Carlos, el Rey de España, la colección completa de Los Chiripitifláuticos, o la de Bonanza, o la serie entera de El virginiano, de Ironside, de Kojak, de Kung Fu o, mejor aún, de Historias para no dormir, del también discreto "Chicho" Ibáñez Serrador? Lo dicho. Fatuo y osado. Simple y romo. Un castigo. Y un castigo real, aunque en todo parezca una proyección imaginaria del Ido.