sábado, 9 de septiembre de 2017

Víctimas del comunismo y del nazismo

Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo

Miserable Tsipras, de Syriza. Y miserables los capos comunistas de todos los partidos comunistas de todos los países. Unidos en la abyección. Lo nuevo y lo viejo. En España, los neomaoístas y los paleoestalinistas nacionales, con perdón. La sempiterna peste internacionalista. En fin, la oligofrénica jauría kinder perro-pijo-fláutica que nos ha tocado en mala suerte padecer y los simples idólatras del viejo crimen político. Miserables todos ellos. Sin excepción de idiota. La maldad es aquí la norma.




No quieren poner en pie de igualdad a las pobres víctimas de la inhumana secta mortífera y de la industrial horda racista.

Yo tampoco. Si no por la cualidad, como hacen siempre los nostálgicos del Paraíso Soviético, sí por la cantidad, como hacemos pocos. Véase, más abajo, La Ley de Amnesia Histórica.

El sufrimiento es el mismo en ambos casos, no así el número de los sacrificados y la duración del holocausto. No hay remisión posible a la ignorancia. Hoy todos lo sabemos. Desde la verdadera “sagrada familia” Marx-Lenin-Stalin, hasta los últimos y siempre infinitos retoños de la infausta doctrina, sólo cabe apelar a la ilusa bondad de los fines, ya que los medios se han mostrado como un auténtico mal paso: 100 millones de muertos. Y son pocos. Las bellas almas aun estarían dispuestos a duplicar la hecatombe con otros 100 millones, si fuera preciso.

En términos formales: el internacional-comunismo es la categoría; el nacional-socialismo, la anécdota. Son las cosas del estatalismo totalitario y su visceral odio al hombre libre.

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